La película hace honor a su título, todo es brillante, y más en el Talento Femenino. La maravillosa Demi Moore, el genial Michael Caine  y un guión de Edgard Anderson tan sencillo como interesante. La acción se desarrolla en 1.960, en la  compañía de diamantes más importante del mundo, Londres.

Laura Quinn (Demi Moore), es la única ejecutiva de nivel directivo en London Diamont Corporation.  A lo largo de la película hay varias escenas que evidencian su gran profesionalidad y talento. Y lo que es muy importante, compromiso con la organización; en dos palabras: “perfil ideal”, que demandan los departamentos de RRHH para ocupar posiciones directivas.

Son varias las escenas en las que se pone de manifiesto el excepcional talento de Laura. Su dedicación, la primera cada mañana en emprender su trabajo y la última cada noche en abandonarlo. El reconocimiento y aprecio de sus colaboradores inmediatos que aprenden cada día de su jefa y así lo manifiestan. El rigor con que estudia y analiza los indicadores de negocio. Su excelente relación con todo el personal de la compañía, desde el conserje del edificio hasta el personal de mantenimiento. Su inteligencia y visión estratégica al proponer soluciones brillantes ante una situación de conflicto con el principal cliente, un comprador de diamantes ruso.

Además a todas estas virtudes deseables en un directivo, debemos añadir, que su belleza, elegancia y saber estar son, especialmente valiosas en situaciones de crisis. Conscientes de ello, sus jefes no dudan en explotar frente a los clientes, al igual que las otras, esta virtud, la de ser mujer.

El talento femenino es imparable

También son varias las escenas, en las que la organización (intencionadamente sin mayúsculas) desperdicia el talento femenino: cuando promocionan  a otros profesionales de menor valía que Laura. Y sobre todo, cuando la trama de la película va desenmascarando la necedad de aquellos que son capaces de matar a la gallina de los huevos de oro, planeando  apropiarse de las ideas de Laura y despedirla al mismo tiempo. Evitando de esta manera que nadie sepa la procedencia y profundidad de la estrategia que sólo ella ha sido capaz de urdir para salvar a la compañía. Incluso, como aval de tan sucia decisión, se permiten desprestigiar su profesionalidad ante posibles contratantes. La  ética del nivel directivo es otro aspecto que invita a la reflexión.

Es sorprendente cómo el machismo acérrimo, lleva a esta gran mujer a colaborar en  un delito contra la London Diamont Corporation.  La iniciativa es del Sr. Hobbs (Michael Cane), un humilde empleado de mantenimiento. Y el móvil, curiosamente no es económico, sino el resentimiento y profundo deseo de venganza por haber sufrido el desprecio y la desatención de uno de esos potentados cuyo extenso patrimonio se debe en gran medida a la London Diamont Corporation.

Los años 60

Laura, a las ordenes de un hombre, que es a lo que está acostumbrada,  se presta a colaborar en el robo. En este caso como siempre con la mayor eficiencia, pero en el bando contrario. El resultado como era de esperar es un éxito, ya que logran el objetivo de expoliar la caja fuerte de la totalidad de diamantes, causando no solo daño a la compañía, sino lo que es más importante sobre todo para el Sr. Hobbs, provocando el suicidio de la persona objeto de su ira.

Quizás una de las muchas conclusiones interesantes del análisis de la película es el mensaje para los que todavía, igual que en los años 60, desperdician el talento femenino.  “Si no lo aprovecha la propia compañía, sin duda aparecerá alguien que lo haga, porque ahí está, y brilla por si solo”

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