El desarrollo de la Marca Personal está siendo una opción que muchas mujeres han elegido para su empoderamiento en diferentes facetas de su vida.

EL CONCEPTO

Si nos preguntamos por el significado de marca, tengamos como referencia la definición que la Real Academia de la Lengua da del sustantivo marca.  “Señal hecha en una persona, animal o cosa, para distinguirla de otra, o denotar calidad o pertenencia”. Así, desde los tiempos más remotos, el concepto de marca como distintivo, existe en civilizaciones desde hace más de 4000 años para fines como establecer la propiedad de una ganadería, de un territorio, de una manufactura

Hoy, el  concepto de marca incluye valores, percepciones, estilo de vida, atributos que van mucho más lejos de lo que el producto o servicio es en sí mismo. Tratando de posicionarse en la mente de las personas como un generador de determinadas emociones que proporcionan  bienestar, seguridad, prestigio, distinción… Obviamente con este significado, el concepto de marca está absolutamente ligado al mundo comercial.  La marca permite diferenciar una oferta de otra. Y según lo que la marca represente para el consumidor, o público objetivo (target), y cómo sea percibida por éste, el posicionamiento en el mercado y la cuota de negocio será de mayor o menor éxito.

¿VENDERSE UNA MISMA?

La cuestión y la novedad es si todos estos conceptos, estrategias, posicionamientos de marca, son aplicables al individuo, como hoy parece que está ocurriendo. ¿Se trata de venderse uno mismo?, o lo que es más sorprendente, pero menos rompedor en el caso de las mujeres, por tratarse de la profesión más vieja del mundo, ¿se trata de venderse una misma?. No, rotundamente No, se trata de vender lo que hacemos, nuestro trabajo, nuestra forma diferente de desarrollarlo y nuestra aportación personal y singular.

Los mismos parámetros de posicionamiento que se aplican  a las marcas de productos o servicios, son aplicados a la imagen de la persona, y el impacto de ésta en su  público de interés. En definitiva, estamos hablando de la gestión para controlar la valoración que los demás hacen sobre la aportación personal concreta. Por lo tanto la identidad, individual y única, es la base sobre la que construir y desarrollar marca personal.

Llegados a este punto, no podemos olvidar que en nuestra condición femenina hay algunos valores inculcados de generación en generación. Entre ellos la humildad, la discreción, la dedicación desinteresada a los demás (madres, hijas, esposas, cuidadoras de personas dependientes…), que no encajan muy bien con el concepto de vender nuestras capacidades. En tal caso, simplemente la alerta al autosabotaje con esta actitud de humildad mantenida, sobre todo en el ámbito laboral, donde la relación es mercantil. Podremos identificar si esta actitud nos boicotea consciente o inconscientemente si observamos en nuestro comportamiento y comunicaciones algunos indicadores como: si hacemos trabajo que no nos corresponde, ante el agradecimiento o valoración de nuestro trabajo utilizamos expresiones como “no tiene importancia”, “el mérito no es mío”, “cualquiera hubiese hecho lo mismo”… .

TODOS TENEMOS MARCA PERSONAL

El concepto de desarrollo de marca personal podríamos resumirlo en afirmaciones como,  soy única y aporto valor a las personas y al entorno con el que me relaciono, y me siento bien haciéndolo, es un enfoque sistémico. Con este planteamiento, el desarrollo de la marca personal es, en muchos casos, un apoyo a la ubicación existencial que la persona desea. Lo primero es definir la identidad y a continuación la actividad en la que plasmar esa identidad.

Continuando con el concepto de identidad, en la transacción de la marca personal con su entorno, los intervinientes tienen percepciones, que al igual que cuando hablamos de productos, van más allá de lo que el producto es, en este caso, van más allá de lo que la persona demuestra. Tiene que ver con lo que la persona inspira: ternura, rigor, sinceridad, entusiasmo, fuerza… .Lo más interesantes y a la vez romántico de este concepto es que el valor de la singularidad y la exclusividad, absolutamente en alza, está asegurado en las transacciones de las que estamos hablando. Ya que cada persona es única e igualmente lo son sus relaciones y proyección con los demás, y esto en sí mismo ya es un valor.

Por lo tanto, la posibilidad de desarrollar la marca personal está al alcance de todos y cada uno de los individuos. Cuidar y desarrollar, desde la propia identidad, el impacto que queremos generar en los demás, es algo posible en todos los casos y especialmente interesante en algunos.

El que nos quieran, recuerden , valoren…, por nosotras mismas, es algo que a la gran mayoría nos parece bueno ya que suele llevar asociado un éxito social que abrirá puertas para nuestros propósitos y nos dará bienestar. Sobresalir, marcar la diferencia, estar por encima de la media, dejar huella es especialmente interesante ya que nos dará oportunidades extraordinarias. Y que nos reconozcan, aprecien y exalten por alguna de las características que tenemos o actividades que realizamos, puede llegar a ser una auténtica fuente de abundancia y poder.

ALGUNOS EJEMPLOS

En el caso de las mujeres, por lo general, hemos buscado metas mucho más cortas, como la de ser aceptada, incluso por encima de los propios intereses- Ni siquiera hemos considerado obtener un beneficio extra por ser valoradas, hemos considerado ese hecho, el de ser valoradas, como una recompensa en sí misma. El paso de rentabilizarla o reclamar un beneficio extra, como es la proyección de nuestra valía profesional, es un propósito poco habitual.

Algunos ejemplos de mujeres que han sabido rentabilizar su singularidad están a la vista de todos. En nuestro país una de las pioneras y sobresalientes ha sido el de Isabel Preysler. Sin duda marca (identidad) de elegancia y distinción para un elevado número de público. Ni que decir tiene las oportunidades y ganancias como modelo (actividad) e imagen de productos, que esta característica ha reportado a tan reconocida señora. Que en un principio, muy probablemente, se sentía suficientemente halagada con ser reconocida por su distinción en el plano personal.

Incluso un caso similar, pero por sobresalir en atributos poco valorados, es el de Paris Hilton, increíble pero cierto. El valor de esta mujer es precisamente su falta de ética, buen gusto o dignidad (identidad). Pero somos muchos los que nos preguntamos cómo pueden dar tanta abundancia y oportunidades como presentadora, actriz, modelo (actividad) unos valores tan despreciables. Los casos mencionados no están asociados a una profesión, sino a unas características personales. Pero tanto o más legítimos pueden ser el caso de Shakira, en su faceta solidaria (identidad),  como resultado de su reconocimiento en el mundo de la música (actividad) . Ha podido movilizar ingentes sumas de dinero hacia causas solidarias ya que ha decidido asociar su imagen al mundo de los desfavorecidos.

¿Y TÚ QUÉ PONES?

Desde luego que plantearse una comparación con los personajes nombrados puede sonar absurdo para las mortales de a pie. Sin embargo, si nos centramos en la competitividad del mundo profesional, ya seas comercial, emprendedora, profesional liberal, directiva, o en cualquier puesto dentro de una organización. Si tienes legítimos deseos de promoción y/o carrera profesional, hay algunas preguntas sobre tu persona (identidad) que te interesa que sean fáciles de responder. ¿Por qué darte la oportunidad a ti en lugar de dársela a otro?. ¿Qué características o habilidades tienes que te hacen especial para participar o dirigir un proyecto concreto?. ¿Qué aportación de valor diferencial haces en tu actividad?. En definitiva, qué nos hace valiosas para los demás en un momento dado. Se trata de ser tenida en cuenta, en primera instancia, y ser la elegida como resultado final para una oportunidad.

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